Parece mentira que el recurso más maravilloso y accesible con que contamos los seres humanos para el restablecimiento de nuestra salud y equilibrio emocional lo usemos tan poco, estamos hablando de la respiración, un acto vital.
Respirar es algo sencillo, tal vez sea por esta misma razón, que lo percibimos carente de valor. El cuerpo sabe mediante el Sistema Nervioso Central Autónomo cómo debe respirar para asegurar su supervivencia básica, y es por ello que la manera en que respiramos tendrá efectos importantes en nuestra salud. Tal es la importancia de la respiración como una función normalizadora y que otorga equilibro a nuestro ser, que disciplinas antiquísimas y milenarias como el Yoga, sostienen sobre ella el pilar principal de su práctica. De allí que un cambio positivo del modo en que respiramos nos permitirá modificar positivamente trastornos físicos, emocionales y psíquicos indeseados.
Cuando la respiración es óptima, la que conocemos como respiración baja, abdominal o diafragmática, durante la inhalación, el diafragma desciende completando de aire la parte baja de los pulmones, al mismo tiempo que relaja la tensión en la pared abdominal (habitualmente contraída, producto de los malos hábitos y el estrés), masajea los órganos bajos y el suelo pélvico. Al exhalar, el diafragma asciende hacia su posición natural, y un poco más también, donde junto con los pulmones, masajea suavemente al corazón vaciándose de aire para dar lugar al siguiente movimiento inhalatorio.
La respiración, natural, rítmica, pausada y fluida traslada esas mismas cualidades al sistema nervioso, desactivando con ello la respuesta crónica de estrés y reemplazándola por la respuesta de relajación en la que todo el cuerpo y la mente se percata de sensaciones agradables y placenteras volviéndonos más seguros, centrados y estables en nosotros mismos. Quien domina su respiración domina su mente.
Desde lo simbólico, la respiración, así como los pulmones, representa el intercambio con el mundo exterior. La capacidad de tomar de él lo que precisamos y dejar ir mediante la exhalación todo lo que ya no necesitamos reiniciando así un nuevo ciclo de respiraciones. Al convertir el proceso de respirar en una práctica consciente, podemos: “Inhalar Vida y Salud, a la vez que exhalamos tensiones”
Sigamos respirando y avancemos con confianza.
Psicóloga: Licenciada Tania Cova.
